La invención de la imprenta supuso un enorme avance en la expansión cultural. Hay que entender que no sólo sirvió para dar a conocer la cultura encerrada en los libros clásicos; gracias a ella, también se pudieron divulgar las novedades científicas del momento, las obras literarias y artísticas, las modernas corrientes del pensamiento, las noticias de nuevos descubrimientos geográficos... Todo ello contribuyó a la ampliación del conocimiento humano; a ver la realidad física, social, intelectual..., de una forma más amplia; a saber que existían otros mundos y otras gentes; a tomar iniciativas antes insospechadas; a valorar la vida de otra manera.
Pero, en realidad, es discutible si la imprenta a la que nos referimos fue un invento o un descubrimiento. El arte de imprimir o estampar caracteres impregnados en tinta mediante una prensa es muy antiguo. Ya lo utilizaban los chinos casi mil años antes. Incluso en Europa ya se habían hecho estampaciones sobre una tabla de tipos (letras) fijos, con prensas similares a las del vino o del aceite. La verdadera revolución consistió en la utilización de tipos móviles, atribuida a L. Coster y perfeccionada, más tarde, por Gutenberg, que fundía los tipos móviles (letras, caracteres, signos) en metal (plomo o hierro), pudiendo reproducir cada letra del alfabeto independientemente, en lugar de tallarlas todas en una tabla, a modo de estampilla, como se había hecho hasta la fecha. Este sistema aligeraba mucho el proceso de composición y permitía reutilizar las letras, sueltas, en otras composiciones.
Comenzó a utilizarse el papel, que sustituyó al pergamino. Gutenberg inventó, además, una tinta, que se adhería a las placas de metal, y el componedor, especie de cajita donde se organizaban los tipos de uno en uno hasta formar una línea completa.
Johannes Gutenberg (1394?-1468) nació en Maguncia (Alemania). Se estableció en Estrasburgo, en 1434. Durante algunos años se interesó en varios proyectos: talla de piedras preciosas, fabricación de espejos... A partir de 1438 comenzó a trabajar en algo que conservó con riguroso secreto. Cuando regresó a Maguncia (1448) perfeccionó su invento. En su actividad trabajó con varios socios, con los que no siempre mantuvo buenas relaciones. En 1445 imprimió la Biblia a dos columnas, llamada "de cuarenta y dos líneas". En 1465, el arzobispo de Maguncia le otorgó un título nobiliario y le acogió en su residencia, lo que le permitió continuar sus actividades tipográficas sin problemas con los colaboradores.
Los libros que se imprimieron desde la invención de la imprenta hasta el año 1500 se llaman incunables; casi todos imitan los manuscritos.
Introducida por mercaderes alemanes, la imprenta llegó pronto a España. En 1472 ya se imprimió en Segovia un libro: el Sinodal de Aguilafuente.
Se imprimía en latín, en castellano y en catalán; con tiradas generalmente inferiores a los mil ejemplares, pero el público cada vez era más numeroso y exigía más cantidad y variedad.
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