¿Qué son?
En general, se
denomina como Cruzadas a la serie de campañas, comúnmente militares, que
a partir del siglo XI se emprendieron desde el Occidente cristiano
contra los musulmanes para la recuperación de Tierra Santa. Estas
campañas se extendieron hasta el siglo XIII y se caracterizaban por la
bendición que les concedió la Iglesia, otorgando a los particulares
indulgencias espirituales y privilegios temporales a los combatientes.
Con el tiempo el término se aplicaría a cualquier guerra que se
emprendiera al servicio de la Iglesia.
¿Por qué las Cruzadas?
Parece
que fueron motivadas por los intereses expansionistas de la nobleza
feudal, el control del comercio con Asia y el afán hegemónico del Papado
sobre las monarquías y las iglesias de Oriente, aunque se declararan
con principio y objeto de recuperar Tierra Santa para los peregrinos, de
los cuales los turcos, una vez conquistada Jerusalén, abusaban sin
piedad.
Posiblemente, las motivaciones de quienes participaban en ellas fueron muy diversas, aunque en muchos casos se puede suponer también un verdadero fervor religioso.
Posiblemente, las motivaciones de quienes participaban en ellas fueron muy diversas, aunque en muchos casos se puede suponer también un verdadero fervor religioso.
¿Cuántas cruzadas hubo?
La
historiografía tradicional contabiliza ocho cruzadas, aunque en
realidad el número de expediciones fue mayor. Las tres primeras se
centraron en Palestina, para luego volver la vista al Norte de África o
servir a otros intereses, como la IV Cruzada.
La I cruzada (1095-1099) dirigida por Godofredo de
Bouillon, Raimundo IV de Tolosa y Bohemundo I de Tarento culminó con la
conquista de Jerusalén (1099), tras la toma de Nicea (1097) y Antioquia
(1098), y la formación de los estados latinos en Tierra Santa: el reino
de Jerusalén (1099), el principado de Antioquia (1098)y los condados de
Edesa (1098) y Trípoli (1199).
La II Cruzada
(1147-1149) predicada por San Bernardo de Clairvaux tras la toma de
Edesa por los turcos, y dirigida por Luis VII de Francia y el emperador
Conrado III, terminó con el fracasado asalto a Damasco (1148).
La III Cruzada
(1189-1192) fue una consecuencia directa de la toma de Jerusalén (1187)
por Saladino. Dirigida por Ricardo Corazón de Léon, Felipe II Augusto
de Francia y Federico III de Alemania, no alcanzó sus objetivos, aunque
Ricardo tomaría Chipre (1191) para cederla luego al Rey de Jerusalén, y
junto a Felipe Augusto, Acre (1191).
Así hasta el año 1271.
Consecuencias de lass Cruzadas.
Las
Cruzadas influyeron en múltiples aspectos de la vida medieval, aunque,
en general, no cumplieron los objetivos esperados. Casi todas las
expediciones militares sufrieron importantes derrotas.
Los
señores de Occidente llevaron sus diferencias tanto a las propias
Cruzadas (Luis VII de Francia y Conrado III en la II Cruzada; Ricardo
Corazón de León y Felipe II Augusto en la III) como a los estados
cristianos fundados en Tierra Santa, dónde los intereses de los
diferentes grupos dieron lugar a numerosos conflictos.
En
el intento de reensamblar las cristiandades latina y griega, no sólo
falló la Cruzada, sino que acentuó el odio y la diferencia entre ellas.
Por
último, y a pesar de los beneficios políticos que las Cruzadas tuvieron
para el Papa, pronto se encontró Roma con voces que criticaban su uso
como instrumento al servicio de los intereses papales, sobre todo desde
que no se limitaron a los musulmanes, y se dirigieron también contra los
disidentes religiosos o los enemigos políticos.
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