martes, 11 de marzo de 2014

La Santa Hermandad

Se conoce como Santa Hermandad a un grupo de gente armada pagada por los concejos para perseguir a los malhechores y criminales. Fue instituida en las Cortes de Madrigal de 1476, unificando las distintas hermandades que habían existido desde el siglo XI en los reinos cristianos.
Fue creada a propuesta de los procuradores burgaleses, ya que necesitaban proteger el comercio, pacificar el difícil tránsito por los caminos, perseguir el bandolerismo e hicieron posible el que los Reyes, sobre la base preexistente de las hermandades que habían levantado algunas ciudades, propusiesen la creación de la Santa Hermandad, que desempeñaría un importante papel en la guerra de Granada y que tendría una vida corta, pues desde 1498 quedó reducida a niveles locales. Esta institución que ha sido entendida como un instrumento que busca garantizar el orden público así como el embrión de un ejército regular y especializado, sobre todo a partir de 1480, se crea inicialmente por un período de tres años, se territorializa su jurisdicción (cinco leguas a la redonda de cada localidad con más de treinta vecinos, ocho provincias), se organiza su tropa (un jinete por cada cien vecinos y un soldado por cada ciento cincuenta, agrupados en cuadrillas), se estipulan sus ámbitos de actuación legal (robos, crímenes, incendios, juicios sumarísimos con aplicación inmediata de la pena), y se dota de una estructura económica, política y administrativa (la financiación por sisas, el conjunto de delegados de las ocho provincias, León, Zamora, Salamanca, Valladolid, Palencia, Ávila, Burgos y Segovia, compone el Consejo de la Hermandad). También se introdujo en la Corona de Aragón, con la idea de unificar instituciones entre Castilla y Aragón, aunque este intento fracasó. 
Fuente: Paseando por la historia
¡A buenas horas, mangas verdes!
La vestimenta de los miembros de este cuerpo de seguridad estaba compuesta por un uniforme con mangas de color verde. Según cuentan los cronistas de la época, se ganaron a pulso la fama de impuntuales. Casi nunca llegaban a tiempo de atender  a las emergencias. Centraban su actuación, sobre todo, en el terreno rural. Cuando llegaban a poner orden, los vecinos ya habían resuelto las adversidades por sí mismos o no había remedio ante la emergencia. Entonces recibían a los miembros de la orden con la frase ”a buenas horas, mangas verdes”.

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