El
mayor de los hijos engendrados por la amante de Alfonso XI, doña Leonor
de Guzmán, era Enrique de Trastámara. Apoyado por una facción
nobiliaria que quería sacar pesca del río revuelto, el bastardo disputó
el trono a su hermanastro Pedro I, e inmediatamente la volátil Castilla
se escindió en una guerra civil, otra. En cierto modo, y reduciendo las
cosas a sus debidas proporciones, esta guerra puede considerarse un
episodio de la guerra de los Cien Años que disputaban Francia e
Inglaterra.
En
un principio, Pedro, con ayuda de las tropas inglesas del Príncipe
Negro, logró derrotar a Enrique, que a su vez contaba con el auxilio de
los franceses, pero al final el bastardo ganó la partida y asesinó a
Pedro en una emboscada que le preparó en su tienda, frente al castillo
de Montiel. El escéptico lector hará bien en no conceder demasiado
crédito a la versión que sostiene que los dos hermanos se enzarzaron en
agria disputa y que cuando rodaron por el suelo, daga en mano, Pedro
encima de su enemigo en posición aventajada, Beltrán Duguesclín, el jefe
de los mercenarios franceses que apoyaban a Enrique, lo sostuvo para
que el otro lo apuñalara mientras se justificaba ante la historia
diciendo: "Ni quito ni pongo rey: sólo ayudo a mi señor."
El
bastardo usurpador, ya instalado en el trono, sobornó a la nobleza con
dádivas y privilegios, por eso lo llamaron «el de las Mercedes». A los
Trastámara de la dinastía que él inaugura nunca se les desprendió el
tufillo de usurpadores. Por eso, psicológicamente, compensaban su
ilegitimidad alardeando de escudo de armas o logotipo, pues pusieron de
moda la heráldica decorativa. Un hijo y sucesor de Enrique el de las
Mercedes, Juan I, reclamó Portugal por derecho de boda y fue derrotado
por los portugueses en Aljubarrota, la batalha por excelencia de la
historia lusa y símbolo de su independencia frente a España.
ESLAVA GALÁN, Juan, Historia de España contada para excépticos, Barcelona, Editorial Planeta
Y luego que allí llegó el rey don Pedro, y le detuvieron en la posada
de mosén Beltrán -Bertrand du Guesclin-, como dicho habemos, súpolo el
rey don Enrique, que estaba ya apercibido y armado de todas sus armas, y
el bacinete en la cabeza, esperando este hecho. Y vino allí armado, y
entró en la posada de mosén Beltrán. Y así como llegó el rey don
Enrique, trabó del rey don Pedro. Y él no le conocía, pues había gran
tiempo que no le había visto. Y dicen que le dijo un caballero de los de
mosén Beltrán: "Catad que éste es vuestro enemigo". Y el rey don
Enrique aún dudaba si era él. Y dicen que dijo el rey don Pedro dos
veces: "Yo soy, yo soy". Y entonces el rey don Enrique conocióle, e
hirióle con una daga por la cara. Y dicen que ambos a dos, el rey don
Pedro y el rey don Enrique cayeron en tierra, y el rey don Enrique le
hirió estando en tierra de otras heridas. Y allí murió el rey don Pedro a
veinte y tres días de marzo de este dicho año -1369-. Y fue luego hecho
gran ruido por el real, una vez diciendo que se era ido el rey don
Pedro del castillo de Montiel, y luego otra vez en como era muerto.
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