viernes, 22 de noviembre de 2013

El pestilente Guillermo , el conquistador

Tras la muerte del rey de Inglaterra, Eduardo el Confesor, y rompiendo el acuerdo que había firmado con el duque de Normandía, Guillermo, se nombró rey a Harold. En 1066, alegando un derecho legítimo sobre la isla, Guillermo invadió Inglaterra. El 14 de octubre las fuerzas sajonas y normandas se encontraron en Hastings; la batalla duró todo el día, hasta que Harold murió a causa de una flecha que le atravesó un ojo. El duque de Normandía recibió el apelativo de Guillermo el Conquistador y fue coronado como Guillermo I de Inglaterra. Acababa la dinastía de los sajones y comenzaba la de los normandos.
En su coronación, Guillermo se comprometió a respetar las leyes y costumbres existentes en Inglaterra. Su reinado se caracterizó por el orden y la paz, pero conseguidos mediante la violencia y la crueldad que le hicieron muy impopular entre sus súbditos. Durante una batalla en Ruan (Francia) su caballo, posiblemente asustado por el fuego, freno en seco y Guillermo se golpeó violentamente contra el pomo de la silla. Hay que recordar que Guillermo era extremadamente obeso… de los que no se la ven al mear. Aquel accidente le produjo la perforación del intestino con la consiguiente filtración del contenido intestinal hacia la cavidad abdominal, ocasionando una peritonitis. Tras varios días de terribles dolores, el 9 de septiembre de 1087 fallecía.
Cuando el cuerpo llegó a San Esteban de Caen, donde iba a ser enterrado, era una bomba de relojería: pus, contenido intestinal, gases propios de la descomposición… y, para rematar la faena, se había hinchado tanto que no cabía en el sarcófago de piedra. No se les ocurrió otra cosa que empujar el cuerpo e introducirlo a presión… el cuerpo estalló y desparramó todo su contenido. Arcadas, vómitos, olor pestilente…
Fuente: Historias de la historia

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