martes, 25 de febrero de 2014

La campana de Huesca

La Leyenda de la Campana de Huesca, aparece por primera vez en la Crónica de San Juan de la Peña (siglo XIV). En esta Crónica se cuenta que los nobles aragoneses desobedecían a su rey, Ramiro II el Monje (que fue rey de Aragón entre 1134 y 1137), teniendo aquellos al reino sumido en el desorden. El monarca decidió entonces pedir consejo al que había sido su maestro en el monasterio francés de San Ponce de Tomeras, en el que Ramiro había sido monje. Su antiguo maestro, condujo al mensajero del rey al huerto del monasterio y por toda respuesta, cortó las coles que más sobresalían diciéndole que contara a su rey cuanto había visto.
Ramiro, al conocer lo sucedido, comprendió que el huerto simbolizaba su reino y que las coles eran sus nobles más poderosos. Decidido ya a terminar con la nobleza, el rey convocó Cortes en Huesca, pretextando para ello que quería hacer una campana tan grande, que se oyera en todo el reino. Pero cuando los principales nobles llegaban a palacio, los hombres de Ramiro los detenían y decapitaban de inmediato. Tras este castigo, Ramiro II consiguió devolver la paz a su reino.
El Rey Ramiro II abdicó en su hija Doña Petronila en 1137, retirándose al Monasterio de San Juan de la Peña donde murió. Sus restos se encuentran actualmente en la cripta del Claustro de San Pedro el Viejo.
El famoso cuadro del pintor palentino José Casado del Alisal puede contemplarse en el Salón del Justicia del Ayuntamiento de Huesca, cedido en 1950 por el Museo de Arte Moderno.

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